miércoles, 8 de septiembre de 2010

Una sangría del Doce

Ya en el Cádiz de aquellos primeros años del siglo XIX era muy popular mezclar el vino con refrescos, en lo que, ya entonces, se llamaba sangría.
Cuenta el viajero inglés William Jacob, en una carta escrita en Cádiz en septiembre de 1809:

"Junto al teatro hay una serie de habitaciones para la cafetería, en las que ofrecen todo tipo de refrescos para las reuniones. en estas habitaciones se ve a las mujeres beber sangre, o agua helada, mientras los caballeros se dedican a fumar sus cigarros, lo que no deja de ser una práctica que provoca una molestia excesiva"

Veamos la receta de esa sangre (sangría) en aquellos años:

"Se echa en una jarra la cáscara y el jugo de dos limones y se le echa encima media azumbre [1 litro] de agua hirviendo, una libra [460 g] de azúcar y tres cuartillos [1,5 litros] (o una azumbre [2 litros] si se quiere más cargado) de vino tinto superior de Valdepeñas u otro bueno. Se deja en infusión por media hora, se pasa por una manga y se echa en los garrafones para enfriarla, si no se quiere caliente."

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